Abstract
Tradicionalmente, la salud pública ha implementado programas educativos encaminados a eliminar el estigma social frente a alteraciones de la salud mental desde una visión vertical, asumiendo un carácter lineal y dualista; debido a esto se evidencia la poca aceptación y un pobre impacto de estos en la comunidad. Este artículo discute la necesidad de abordar el estigma social y los programas educativos encaminados para su reducción, con base en los aportes de las ciencias de complejidad, que permiten enfocar este fenómeno superando el determinismo y el reduccionismo que ha marcado la ciencia normal. Para realizar este abordaje se proponen tres argumentos, el primero refiere que el estigma debe ser entendido como un sistema adaptativo complejo en el cual se da una interacción entre los flujos de información que se manejan y entretejen al interior de los sistemas sociales; en segundo lugar, se debe asumir el factor de la impredecibilidad, que juega un papel primordial en los programas educativos; y en tercer lugar los sistemas sociales en los cuales surge el estigma tienden a evolucionar y coevolucionar, aspecto que debe tenerse en cuenta a la hora de implementar procesos educativos. Finalmente, se concluye que los programas educativos para abordar el estigma social deben tener en cuenta los entornos cambiantes caracterizados por turbulencias y fluctuaciones, lo que conlleva a asumir que la educación es un sistema abierto, sensible a las estructuras y dinámicas del contexto en el cual el estigma se manifiesta.
Publisher
Universidad Nacional de San Agustin