Abstract
Alejados y contrapuestos por definición, los distintos gobiernos liberales y absolutistas que se sucedieron entre el final del Trienio y el comienzo de la segunda restauración del absolutismo coincidieron tanto en su incapacidad para valorar la gravedad de la situación atravesada en esos momentos por las todavía oficialmente provincias españolas en América, como en la insuficiencia a la hora de realizar propuestas viables para solucionarla, en buena medida por la resistencia a renunciar a la idea de mantener unida a la monarquía española y a asumir que, al menos en algunos territorios, el proceso de independencia era irreversible. El resultado fue un fracaso de sus políticas, caracterizadas por el exceso de idealismo, la falta de pragmatismo y la carencia de recursos materiales. Del lado liberal, el optimismo inicial en torno a la idea de lograr una conciliación gracias al abandono del uso de la fuerza y a la confianza depositada en la bondad del marco constitucional gaditano recién recuperado, tropezó con un obstáculo que se demostró insalvable: la incapacidad de negociar con los americanos barajando la independencia como alternativa. Del lado absolutista, la falta de recursos para armar una nueva expedición obligó a buscar otras vías para el restablecimiento de la soberanía de Fernando VII en América. Entre ellas cobró fuerza la idea de celebrar una conferencia europea en París, centrada en lograr un arreglo compatible con los derechos del rey español; sin embargo, el fracaso a la hora de conseguir la participación del Reino Unido impidió que la iniciativa prosperara. El resultado fue la frustración de la vía conciliatoria y, con ella, de las opciones de cimentar las relaciones futuras sobre unas bases de reciprocidad y reconocimiento mutuo.
Publisher
Universidad de Alicante Servicio de Publicaciones