Abstract
La irrupción de la COVID-19 provocó toda una serie de cambios en el conjunto de la sociedad. Las tendencias alimenticias también se vieron alteradas, incrementándose la demanda de producto fresco y de proximidad. Iniciativas campesinas locales, apoyadas en circuitos cortos de comercialización, se vieron beneficiadas por las nuevas tendencias, aumentando en número y demanda. Pero, un año después del inicio de la pandemia, surgen dudas sobre el futuro de algunas de las que se desarrollan los primeros meses. Crisis alimenticias anteriores demuestran que la sociedad tiende a volver a corto plazo a la situación previa al momento detonante. La investigación, centrada en el territorio de Gipuzkoa (País Vasco), demuestra que los canales cortos de comercialización se han visto beneficiados por la irrupción de la COVID-19 y la venta de producto local ha crecido de manera significativa. Pero no todos han reaccionado de manera similar. Es el consumo de frutas y hortalizas el principal beneficiado y el consumidor más concienciado, el que engrosa los grupos y cooperativas de consumo de productos ecológicos, el que más ha crecido. Es un consumidor joven, con poder adquisitivo y con mayor nivel de concienciación y que, al menos durante la pandemia, mantiene su apuesta por el producto ecológico y local.
Publisher
Universidad de Alicante Servicio de Publicaciones
Subject
General Earth and Planetary Sciences,Geography, Planning and Development