Abstract
Los bosques de Boadilla del Monte y de Villaviciosa de Odón, adquiridos por el infante don Luis en 1761, aunque no eran patrimonio real, se regían y gobernaban conforme a los reglamentos del sitio de El Pardo. Fueron espacios cinegéticos de primer nivel, donde los soberanos españoles a lo largo del siglo XVIII practicaron la caza, arrendados tras la muerte del infante, en 1785, por parte de Carlos III y Carlos IV.
No obstante, esta actividad convivía con diversos aprovechamientos económicos que producían beneficios a su poseedor: leña, madera, pastos y otros productos, lo que, sin duda, provocaría toda una serie de equilibrios que tendrían que ser convenientemente gestionados. Durante la ocupación francesa fueron incorporados, como bienes de un infante real, a la Dirección General de Bienes Nacionales para su venta en pública subasta, con el objeto de reducir la ingente deuda pública.
Publisher
Universitat Autonoma de Barcelona