Abstract
La modificación de comportamientos, como hacer un hábito el uso del tapabocas, el distanciamiento físico, el lavado de manos y el confinamiento, en una situación de pandemia (como la actual por COVID-19), puede constituirse en un reto para el individuo y la sociedad, así esto pueda representar una ganancia para la propia salud de las personas. Cuando el individuo no se percibe en riesgo frente a una condición de salud, ni identifican la gravedad de la misma, difícilmente generará cambios en sus comportamientos. Esto es más complejo cuando los comportamientos deben cambiar dependiendo los grupos de riesgo, como se requiere durante la pandemia de COVID-19. Tres acciones ayudarían en esta tarea: 1) las personas requieren estar informadas; 2) para que las personas sigan manteniendo su comportamiento deben ser reconocidas por los esfuerzos que hacen, y 3) los sujetos requieren ser motivados permanentemente a continuar con el cambio de comportamiento. Estas tres acciones evidencian que cambiar el comportamiento no solo compete al individuo, se dan en un contexto social, donde hay fuerzas económicas y políticas que favorecen o limitan estos cambios. Así, la responsabilidad para evitar la propagación del COVID-19 es una responsabilidad compartida.
Publisher
Universidad Industrial de Santander
Cited by
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