1. 1. Este artículo forma parte de la investigación del proyecto “Víctimas y agresoras. Representaciones de la violencia en la narrativa criminal escrita por mujeres” (VANACEM). FEM 2014-55057-P, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad (España). Utilizamos “narrativa criminal” en vez de “narrativa policíaca”, más frecuente en español, por ser más inclusivo, dado que todas las novelas contienen el relato de un crimen pero no siempre la figura investigadora es un policía.
2. 2. La comisaria Ruiz (González Harbour) y la inspectora Delicado (Giménez Bartlett), por ejemplo, poseen la autorización de la violencia en tanto que policías. Las dos tienen –y usan– pistola, un símbolo fálico reapropiado, ¿cómo empoderamiento o como asimilación? Shelley Godsland nos muestra la progresiva adaptación de Petra Delicado a su pistola: “Petra is unable to use her gun because she has left the weapon in her bag in their police car. By the most recent novel, however, she has become used to carrying her fire arm with her at all times, and it makes many – and brutal– appearances within Un barco cargado de arroz.” (55)
3. 3. Este es un fenómeno destacable en las autoras contemporáneas de novela criminal, como Margarida Aritzeta, Rosa Ribas, Dolores Redondo, o Carolina Solé. Incluso la decana del género Alicia Giménez Bartlett, que construyó en las primeras novelas a Petra Delicado como una mujer solitaria, digna de un detective de novela negra, ha acabado encuadrándola en una familia heteronormativa.
4. 4. Rosa Ribas es una conocida escritora de novela criminal española. Vive en Frankfurt desde hace más de veinte años. Ha publicado una serie de cuatro novelas articuladas en torno a la comisaria Cornelia Weber-Tejedor, donde la biculturalidad de su protagonista tiene un papel relevante y ha escrito en colaboración con la escritora alemana Sabine Hofmann la trilogía Don de lenguas, El gran frío y Azul marino, protagonizada por la periodista Ana Martí y ambientada en Barcelona en los años 50 del siglo XX.
5. 5. Véase el caso de Karla Homolka, analizado por Patricia Pearson en el segundo capítulo de When She Was Bad, “Maybe You Mistook Me for an Angel”.