Abstract
Basándose en quince años de trabajo con parteras en Quintana Roo y Yucatán, este capítulo examina cómo los medios de comunicación y los marcos gubernamentales consideran a la partería como una práctica indígena en vías de extinción al igual que sus practicantes, son un intento de naturalizar y despolitizar un proceso intencional de eliminación. Las narrativas estatales que presentan la partería como una tradición practicada únicamente por una cohorte fuertemente estereotipada de mujeres mayas de edad avanzada, utilizan ideologías existentes de la indigenidad —y de los pueblos indígenas— como algo que inexorablemente es situado en antigüedad para dar paso a la modernidad, el progreso y el proyecto del mestizaje en México.