Abstract
La accesibilidad universal en las ciudades ha configurado un imaginario colectivo que circunscribe a un conglomerado de intervenciones generalmente a posteriori en el espacio público, tales como rampas, alarmas auditivas y sistemas de señalización, a través de guías podotáctiles o lenguaje braille. Sin embargo, estas aplicaciones a veces no ayudan a las Personas con Discapacidad Cognitiva (PcDC) o con trastornos del neurodesarrollo ya que los individuos no logran la lecto-comprensión o interpretación de abstracciones que se utilizan en la señalética tradicional. Las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) manifiestan deficiencias y limitaciones en la comunicación, el comportamiento, el procesamiento sensorial y las funciones ejecutivas (APA, 2013; Zavaleta et al., 2018; Casanova et al., 2020). Por ello, las condiciones mentales de los TEA estarán presentes a lo largo de toda la vida de la persona y de su núcleo familiar.