Abstract
En una medula ósea (MO) normal se detectan dos compartimentos de células que expresan CD34: una población principal que corresponde a las células precursoras hematopoyéticas (CPH) y una población minoritaria que corresponde a células endoteliales (células del estroma medular). Las CPH son una población celular heterogénea que incluye precursores CD34+ pluripotentes no comprometidos hacia ninguna línea celular y precursores CD34+ ya comprometidos. Dentro de esta última población, se observa compromiso a linaje linfoide B y hacia las diferentes líneas mieloides, es decir, compromiso a línea eritroide, megacariocítica, monocítica, mieloide granular neutrófila, a eosinófilos, y también a líneas mieloides minoritarias como basófilos, mastocitos y células dendríticas. En condiciones normales, un pequeño porcentaje de CPH (menor a 0,10%) se encuentran circulando en sangre periférica (SP), desde aquí migran a nichos medulares distantes con el objetivo de mantener niveles adecuados y constantes de hematopoyesis. Estas CPH circulantes, en su mayoría son CD34+ no comprometidas a ninguna línea celular(1). Bajo ciertas condiciones de estrés, como infecciones, tumores sólidos, ciertas neoplasias hematológicas, anemia, estrés metabólico o cambios en el microambiente hematopoyético, una gran cantidad de CPH son liberadas desde MO a SP, proceso conocido como “movilización”. Estas CPH movilizadas son la base para inducir hematopoyesis extramedular (HEM), mecanismo compensatorio para la hematopoyesis ineficaz de la MO(2). Los sitios más comunes para la HEM incluyen bazo e hígado, aunque también ha sido descripta en muchos otros tejidos, incluida la piel(3).
Publisher
Sociedad Argentina de Hematologia