Abstract
La historia de la comprensión de las emociones en el pensamiento occidental ha estado dominada prácticamente desde sus inicios por una concepción esencialista de las emociones: de acuerdo a este abordaje, las emociones son, en efecto, eventos discretos claramente diferenciados, no sólo entre sí sino también respecto de los procesos cognitivos “superiores”. La hegemonía de esta concepción esencialista, que encontró su momento culminante en la teoría de las Emociones Básicas, llegó a su fin a principios de este siglo con el surgimiento de un programa de investigación radicalmente diferente en cuanto a postulados y predicciones, a saber el construccionismo (desarrollado fundamentalmente por J.A. Russell, L.F. Barrett, K. Lindquist y M. Gendron). El objetivo del artículo consistirá en reconstruir las líneas generales de la crítica construccionista al postulado de las Emociones Básicas, a fin de ponderar los méritos hermenéuticos de ambas alternativas. Se argumentará que las críticas construccionistas conducen a una crisis terminal de la teoría de las Emociones Básicas (tanto desde un punto de vista metodológico como en cuanto al soporte empírico aducido) y que la alternativa construccionista se muestra ya en mejores condiciones de conformar el núcleo de un nuevo programa de investigación en el ámbito de la vida afectiva humana.
Publisher
Corporacion Filosofia y Sociedad