Abstract
Entre 1964 y 1973, los movimientos estudiantiles y políticos latinoamericanos tejieron una forma de "globalización desde abajo", fortaleciendo la solidaridad y el internacionalismo como respuesta a la represión impuesta por gobiernos dictatoriales o autoritarios. Estos grupos, aunque fragmentados debido a la experiencia exilar, lograron construir una red internacional de protesta. A partir de dos casos paradigmáticos —la solidaridad con el pueblo mexicano después de la masacre de Tlatelolco en 1968 y la denuncia de los detenidos políticos, en Brasil, en 1972 durante las dictaduras militares— exploramos la evolución de las campañas de denuncia. El estudio revela cómo el activismo político-estudiantil impactó en sus países de origen y dejó una marca indeleble en la cultura política de las izquierdas y la lucha por la justicia, en el contexto crucial de la Guerra Fría.