Abstract
En la época arcaica los espartanos apenas toman parte activa en el fenómeno colonizador griego. Según la tradición dominante, su única fundación, Taras (Tarento), daba solución a los problemas internos causados en la metrópoli por los llamados partenias, hijos ilegítimos nacidos durante la primera guerra mesenia a los que se había privado de la ciudadanía plena y del acceso a la tierra que conlleva. En el presente trabajo analizamos cómo, en el marco de la privilegiada relación simbiótica que mantuvieron Delfos y Esparta, el santuario contribuyó decisivamente con oráculos ex eventu tanto a la legitimación de una ktisis debida a un grupo marginal como al proceso de heroización de su oikistes, Falanto.
Publisher
Ediciones Universidad de Salamanca