Abstract
Los Juegos Olímpicos de 1968, celebrados a 2.200 metros de altitud, marcaron a la vez la irrupción de los atletas keniatas en la escena mundial del medio fondo y la aparición de representaciones de las ventajas que les conferiría la altitud en la que vivían. Estos Juegos siguen estando estrechamente asociados a la imagen de los atletas keniatas como portadores de una fantasia de superioridad vinculada al entorno natural en el que evolucionan. Esta representación refleja una construcción mediática francesa que tiende a desvalorizar a estos atletas en una posición subordinada en un espacio deportivo que es vector de discriminación.El estudio se basa en un análisis de las obras sobre el atletismo en Kenia publicadas en Francia, escritas por periodistas, atletas o entrenadores, , y de la prensa especializada francesa a través de los números de Le Miroir de l'athlétisme, l'Équipe athlétisme magazine, VO2 Magazine y l'Athlétisme.Los distintos observadores aprovecharon la singularidad geográfica de la sede olímpica de Ciudad de México para señalar, cuando no desacreditar, la hegemonía keniana en las carreras largas. Esto se debió tanto a su dificultad para separarse de una visión racializada del rendimiento deportivo como al deseo de preservar el lustre vacilante de la media distancia francesa. Aunque controvertida, la imagen de la influencia de la altitud sacada a la luz en los Juegos de México ha perdurado hasta nuestros días, a pesar de la intervención de científicos para arrojar luz sobre este fenómeno.
Publisher
Universidad Politecnica de Madrid - University Library