Abstract
La historia reciente de la teología del trabajo ofrece una pluralidad de significados, concepciones, dimensiones y figuras que reclama profundizar en la comprensión del trabajo como experiencia humana básica. También la doctrina magisterial de la Iglesia, desde el nacimiento de la Doctrina social hasta la Encíclica de Juan Pablo, Laborem exercens (1981), ha realizado un camino propio de profundización progresiva en esa comprensión. En el marco abierto por esta Encíclica, nuestro estudio se propone integrar esa pluralidad de significados dentro de los sentidos antropológicos, objetivo y subjetivo, del trabajo, obteniendo así una comprensión más unitaria de este fenómeno.