Abstract
A lo largo de su historia, el videoarte ha sido empleado habitualmente como un arma artística contra las injusticias sociales y la desigualdad. Por su carácter experimental y tecnológico, este carácter activista se ve continuamente limitado por los procesos de obsolescencia, el mayor desafío en la preservación de estas obras. El presente artículo propone un entendimiento del videoarte como un artefacto de carácter proliferativo, que permite centrar las estrategias de conservación en el acceso. En este marco de actuación, los espacios online se presentan como recursos de especial interés por su carácter accesible, que posibilita la difusión y reactivación de las reivindicaciones sociales transmitidas en las obras de video. ¿Es posible diseñar prácticas participativas efectivas en el entorno institucional? Y, simultáneamente, ¿cómo debemos transformar las colecciones y prácticas institucionales para garantizar esta horizontalidad? A través del concepto de postmuseo se realiza una propuesta en relación con las posibilidades, límites y efectos de la participación de agentes no profesionalizados en los procesos de preservación.