Abstract
En torno a 1968 y 1986 en España proliferaron numerosas comunas contraculturales. A partir del estudio de fuentes primarias como publicaciones underground y entrevistas a sus participantes, se pretende explicar cómo fueron espacialmente concebidos estos lugares. La investigación muestra que las diversas manifestaciones comunitarias del período (urbanas, rurales, efímeras, etc.) estuvieron atravesadas por la creencia de que el ser humano es un animal social por naturaleza. Bajo esta premisa, los comuneros trataron de crear espacios alternativos al urbanismo funcionalista donde los individuos pudieran ser libres cooperando entre sí.