Abstract
Las zonas áridas mexicanas ocupan 54% de la superficie y las habita más de 40% de la población nacional. Aunque existen pocos estudios sobre la biomasa y flujo de energía de las zonas áridas mexicanas, estos muestran que la biomasa aérea (23.2 Mg ha-1 ± 4.15 Mg ha-1, 23 sitios) y subterránea (11.2 Mg ha-1 ± 3.54 Mg ha-1, 7 sitios) fue superior al promedio de los desiertos del mundo y sus valores altos estuvieron cercanos al intervalo del bosque tropical caducifolio (BTC). La productividad primaria neta de las regiones más secas de las zonas áridas mexicanas (< 0.5 Mg ha-1 año-1 - 3.4 Mg ha-1 año-1) fue similar al promedio de los desiertos del mundo, pero en las regiones menos secas fue casi cuatro veces mayor y similar a los BTC más secos. La producción de hojarasca (2.85 Mg ha-1 año-1 ± 0.64 Mg ha-1 año-1, 12 sitios) fue mayor a los desiertos norteamericanos y en sitios mésicos fue cercana al BTC. La producción de hojas, como en la mayoría de los ecosistemas terrestres, fue el componente que más contribuyó a la producción anual de hojarasca. La tasa de descomposición de la hojarasca (0.001 g C año-1 - 0.44 g C año-1) fue más lenta en comparación con bosques. La respiración microbiana del suelo (28.4 µg C g-1 d-1 ± 5.44 µg C g-1 d-1, 10 sitios) dependió principalmente de la precipitación y la concentración de carbono y nitrógeno. La disponibilidad de agua es el principal factor que regula la biomasa y productividad primaria en las zonas áridas mexicanas. Urge incrementar las investigaciones sobre la dinámica de los ecosistemas áridos, cuya sensibilidad/resiliencia al cambio de uso de suelo y otras presiones persistentes de cambio global es aún incierta.
Publisher
Instituto de Ecologia, A.C.
Cited by
8 articles.
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